Antonio Rodríguez García, "Antón" - ayto-carreno
Antonio Rodríguez García "Antón"
Antonio Rodríguez García, "Antón", nació en Candás el 16 de febrero de 1911 en el seno de una familia humilde. Ya de niño mostró admirable disposición y destreza para todo lo relacionado con el dibujo y las manualidades. Trabajó como mozo de los recados en el Casino de Candás.
En 1924, terminados los estudios primarios, ayudó a su padre en las labores de albañilería. De este período de niñez y adolescencia se conservan numerosos dibujos, pinturas, relieves y esculturas. Con la intersección del pintor Evaristo Valle consiguió respaldo económico del industrial conservero Alfonso Albo, lo que le permitió trasladarse a Madrid, donde se estableció en 1931.
En 1933 instaló su propio estudio junto al pintor uruguayo Alejandro Metallo. Enamorado de su tierra y particularmente de su villa natal, alternaba sus estancias en la capital con otras en Asturias. En el verano de 1936 le sorprendió la guerra civil en Candás, donde fue detenido y encarcelado en la Iglesia Parroquial, salvando de la destrucción su valioso retablo churrigueresco.
Posteriormente, se le trasladó a Murias de Candamo, confinándosele en un campo de trabajo. Víctima inocente de los horrores de la guerra murió en la primavera de 1937.
En su corta trayectoria artística pueden señalarse dos períodos:
- El primero arranca en 1928, cuando Antón construyó su particular estudio, una construcción de madera en la huerta de la casa familiar, se corresponde con una etapa de formación autodidacta, en la que trabajó guiándose fundamentalmente por su innegable instinto escultórico y su innata sensibilidad artística.
- El segundo, que concluye con su muerte "a los 26 años de edad-, es una fase muy abierta a las influencias externas directas, como corresponde a la formación y a la información que iba completando y recibiendo.
Desde el punto de vista de la técnica puede afirmarse que Antón fue un escultor de oficio, que dominaba a la perfección numerosas técnicas, desde la talla al modelado, un apreciable pintor y un notable dibujante. Estilísticamente puede señalarse una constante en su hacer, como es el de expresar su honda preocupación por reflejar la realidad social, la idiosincrasia, las costumbres y los tipos de su pueblo asturiano.
La muestra permanente de Antón reúne una selección de piezas escultóricas realizadas entre 1928 y 1936 y abarca prácticamente la totalidad de los temas y las técnicas. Junto a piezas emblemáticas y fuertemente expresionistas como "Mi Güela" o "La Señá Isabel", o irónicas y escrutadoras de la peculiaridad asturiana como "Rapacina", "Fin de la romería" o "Antroxu", quienes la visiten pueden encontrar obras llenas de gracia, delicadeza e intimidad, como los retratos de "Oscarín" y "Maruja", junto a otros tan firmes y tan bien resueltos técnicamente como "Alfonso Albo"y "Evaristo Valle".