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Escudo y Bandera

Escudo

El escudo de armas del concejo de Carreño es de forma cuadrilonga, alargada la punta en su base. Sus blasones: en campo verde águila real coronada, tendidas las alas pintadas de negro, verde y rojo, posando las garras sobre dos ruedas de carro, de oro, con ocho rayos rojos cada una y, en el jefe, dos flores de lis doradas. Tiene bordura roja en la que figuran ocho aspas de oro y, por divisa, "Muy leal y fiel".

Escudo

El Rey de Castilla y León, Alfonso XI, "El Justiciero", le dio el dictado de leal, por haber combatido los de Carreño, bajo la bandera de Gijón, en la célebre batalla del río Salado, año 1340. La concesión honorífica tuvo lugar diez años más tarde,1350.

El título de fiel, le fue conferido y otorgado por Felipe V (primer Rey de los Borbones) en premio a la fidelidad a su persona y causa durante la Campaña de Cataluña (Guerra de la Sucesión) el año 1717.

Las ocho aspas: A don Álvaro de Carreño, uno de los principales caballeros soldados que con don Lope de Haro lucharon al lado de don Fernando III "El Santo", en la conquista de Baeza y victoria de Úbeda el día de S. Andrés de 1237, "le dio el Rey las ocho aspas de oro que orlan sus escudos de armas y las del concejo de su nombre".

El escudo fue tomado de los blasones de la familia de su mismo nombre, con notoria nobleza y solar conocido por haberlo habitado desde tiempos inmemoriales sus antecesores en la parroquia de Santa María la Real de Logrezana, Regidores durante siglos de los destinos del Concejo, como Jueces del Estado Noble, Regidores Alféreces Mayores y "demás oficios de república"; bien fuesen los Carreño Alas, los Moñices Carreño de Guimarán- El Valle o Carreño Miranda y Busto Carreño de Logrezana; Moñices Carreño del Cueto, de la villa y puerto de Candás; los Carreño de Oviedo (después Gastañaga), Alféreces Mayores de la Ciudad o los de Bernardo de Quirós Carreño de Carrió, Marqueses de Campo Sagrado desde el siglo XVII y otros muchos.

Orígenes del Escudo Heráldico

En el libro manuscrito de Tirso de Avilés "Orígenes y antigüedad de las principales Casas Solares de Armas Pintar", escrito en el XVI y existente en la Real Academia de la Historia (Madrid), publicado en 1956, con el título de "Armas y linajes de Asturias y antigüedades del Principado", se manifiesta lo que sigue: Este solar en mui antiguo en el Concejo de Carreño y así todos los que descienden de dichos solares se tienen por buenos hidalgos. Pintan por armas águila negra en campo blanco con siete aspas del Santo Andrés amarillas en campo verde por orla de este apellido que debía de haber hombres principales... y el blasón, es el siguiente:

"En alto campo pintado
yo vi un águila real
toda negra y principal,
y por siete aspas cercada
amarillas sin igual.

Los Monizes de Carreño
estas armas son nombradas
por ellos mui bien ganadas
en batallas que no cuento
que fueron bien afamadas".

En la ejecutoria de los Marqueses de Campo Sagrado, consta que los señores "de Carreño", en Asturias, traían en campo de plata dos ruedas de carro con ocho rayos cada una y, sobre ellas, las patas de un águila coronada figurando al lado de ambas, entre las ruedas y las alas, una flor de lis y, otra sobre las cabeza, "teniendo por orla una raya de gules en campo de plata y ocho aspas de oro".

Los escudos nobiliarios de las "casonas" de Santa María de Logrezana y S. Lorenzo de Carrió, legado de la vieja familia "Carreño" y, con las mismas entroncadas, tienen como motivo central y común blasón, el águila coronada, las ruedas de carro y en casi todas las flores de lis y las aspas de S. Andrés. También pueden verse en los palacios de Campo Sagrado de Avilés (escudo de los Alas Carreño) colocado en la fachada posterior, que mira al parque de dicha villa, como igualmente en el de Muñiz del Cueto de Candás, e incluso, en los existentes en otras provincias como el del palacio de los Marqueses de Villasinde y de la Casa de Omaña en la ciudad de León. Y asimismo, en los muchos solares fundados tanto en Carriedo (Santander) como en Sevilla, Murcia y hasta en las Américas, donde se extendió la nobleza del ilustre linaje de "los Carreño".

Mención especial merece el de Carrión de los Condes (Palencia) que ostenta entre dos carros y otros tantos castillos, varias ruedas de carro. Dícese que los blasones los tomó la ciudad de un don Alonso de Carreño, fundador y progenitor del linaje Carrión, al establecerse en ella cuando con su activa participación fue tomada a los moros en los primeros tiempos de la Reconquista, época del Rey Alfonso II "El Casto". "El escudo heráldico de "los Carrión", es exacto al que tienen "los Carreño" que radicaron en el valle de Carriedo (Santander) que eran originarios de Asturias".

Al tenor de lo antedicho el Escudo Heráldico del concejo de Carreño es la síntesis estructural correctamente ordenada, de las diversas armas de los nobles "Carreño", unidas a las familias más linajadas de la Provincia y muchas fuera de ella. Probó su Nobleza en las Ordenes de Santiago (1670, 1687 y 1688); Calatrava (1745) y Alcántara (1663); en la Real Audiencia de Oviedo (1758, 1759, 1773, 1787 y 1831) e igualmente, en la Real Compañía de Guardias Marinas, en 1753.

Autorización para el uso del Escudo

Hasta pasada la mitad del S. XIX, no tuvo el Municipio Timbre reconocido, pese a reiteradas reclamaciones de la Justicia y Regimiento, porque según consta en un documento de 1662 "los tratadistas de ciencia heroica no otorgaban al Concejo de Carreño la honra de pintar armas". Como consecuencia para sellado de documentos y otros menesteres municipales, empleaban el Emblema de Asturias, en virtud de que "los concejos a quienes los tratadistas de heráldica o blasón no asignan escudo oficial de armas, pueden usar y así lo están ejecutando en los timbres de sus comunicaciones y demás asuntos oficiales, el escudo de la Provincia".

Persistió tal situación hasta que, a nuevo requerimiento del Ayuntamiento, "el Gobernador Civil de la Provincia, por oficio del día dos de julio de 1866, autorizó al Concejo para usar su escudo privativo" que es el actual.

Por un escrito de 14 de diciembre de 1684, sabemos que en las Casas de Ayuntamiento de Candás, desde su erección en 1630, se colocaban escudos de los Monarcas reinantes. En un contrato otorgado ante el Escribano público de la Villa y Concejo, testigos y fiadores, Justicia y Regimiento se compromete a pagar 140 reales de vellón por quitar dos escudos antiguos del edificio municipal y dejar otro de las armas reales, habiendo de poner los suprimidos "con los que están en la plaza pública de esta dicha villa".

Bandera

En numerosos escritos de siglos pasados se mencionan las banderas y pendones del Concejo, portadas en ocasiones solemnes por el Alférez Mayor, sin que hasta el momento hayamos podido saber su descripción.

La única conocida, azul con la Cruz de la Victoria en oro, fue la destruida dentro de la iglesia parroquial de Candás donde estaba depositada, el verano de 1936, que había pertenecido al glorioso Regimiento Cazadores de Montaña "Candás y Luanco" creado en julio de 1808, para combatir a las tropas invasoras francesas del Emperador Napoléon Bonaparte.

Histórica enseña que en algunas ocasiones solemnes se sacaba del templo y procesionalmente se llevaba al Ayuntamiento e izaba en el balcón central presidía los actos, tal como la jura de la Constitución de 1837, por todo el pueblo, congregado en la plaza el 9 de julio del mismo año.

Marino Busto en su libro "Historia del Concejo de Carreño en la general de Asturias" indicaba en relación a dicha Bandera que él mismo había estado en el Museo del Ejército y había comprobado la existencia de una bandera de color blanco con la efigie del Santísimo Cristo de Candás.

Señalaba también, en dicha publicación, que pudo contemplar un grupo de banderas en lo alto de una sala llamada de la Reina, dichas banderas pertenecieron en el XVII a los Tercios de Nápoles, entre ellas, se encontraba la Bandera que se sacaba del templo al Ayuntamiento sin que pudiera llegar a identificarla.

Posteriormente, por carta del General Subdirector del Museo, fecha 9 de febrero 1979, ha sido confirmada la existencia de tal bandera, sin que Busto pudiera describirla dado su deterioro.