Integración con el entorno

Para dar respuesta a las necesidades socioculturales, y usos muy diversos, que además requieren una importante superficie para desarrollarse, se proyectó una construcción de gran volumetría cuya escala fue cuidada al máximo para evitar que su implantación provocase excesivas distorsiones en La Baragaña, un lugar privilegiado de la villa de marinera.

La primera estrategia arquitectónica adoptada fue separar la construcción lo más posible de las calles en aquellas fachadas en las que su altura era mayor. Esto sucede con la fachada sureste en la que se emplea la plaza anterior a la misma para resolver esta transición. En la proximidad de la Escalinata que da acceso urbano a la iglesia de San Félix, la altura del edificio es menor, retranqueando el volumen construido de mayor altura para aminorar en lo posible la presión que pudiera llegar a provocar en este espacio tan simbólico de Candás.

El criterio seguido para conseguir su adaptación a la calle Bernardo Alfageme fue el mismo, se disminuyó la altura de la construcción y se articuló su imagen con volúmenes de distinta altura que alivian en buena medida la presión del edificio sobre la calle.

La fachada noroeste tiene un tratamiento especial por la escala que propone hacia los espacios urbanos circundantes. El edificio en esta orientación tiene solamente dos plantas para integrarse fácilmente con las construcciones colindantes y poder crear simultáneamente fachada hacia la nueva plaza que se antepone a la construcción para facilitar la transición hacia la misma, pero sin olvidar las características arquitectónicas que demanda este espacio para resolver con acierto el condicionante que supone quedar en parte a una cota inferior a la de la calle Bernardo Alfageme.

La construcción de la rampa que da acceso a la planta tercera desde esta calle delimita el ámbito de esta plaza y la protege del exterior con la intención de convertirla en un espacio agradable y sosegado para la estancia, sin olvidar el simbolismo que propone para singularizar y dar carácter urbano al acceso al Centro de Mayores que se organiza prioritariamente desde esta zona.

La imagen que se ha elegido para el edificio ha optado por una composición horizontal conseguida con las terrazas y las líneas de sombra que éstas provocan. El efecto buscado pretende minorar al máximo el impacto visual del volumen del edificio, que adopta esta horizontalidad para intentar "pegarse lo más posible a la tierra firme".

Esta fachada sureste ofrece además una imagen de referencia inevitable en una Villa Marinera como Candás, donde quizás resulta más fácil entender, "el Puente de Mando que ofrecen estas terrazas al edificio para convertirlo en un barco amarrado a buen puerto".